Comienza el verano y el tema que empieza a preocupar otra vez es la
cuestión energética. Con cada corte de luz cambia el humor social, y las redes
como Facebook se llenan de mensajes de ciudadanos furiosos. No es por nada que
los periodistas, adelantando lo que pude venir, consultaron al Gobernador sobre
la posibilidad de evitar cortes en este verano. La respuesta del primer
mandatario diciendo que no habrá cortes si llueve enojó a varios, pero en
realidad expresa la impotencia por no poder resolver un problema que ya lleva
más de una década, no sólo en la provincia, sino en todo el país.  
Pensar en el problema de la energía nos da la posibilidad de tener una
radiografía del kirchnerismo y poder analizarlo en distintos aspectos. 
La negación del problema, es seguramente
el rasgo más conocido y común a otros problemas que no quiso resolver el Gobierno
Nacional como la inseguridad, al decir que “es sólo una sensación” o la
inflación con el cuento de que “no hay inflación, es sólo un reacomodamiento de
precios”. Es imposible que pueda resolver un problema si ni siquiera puede
reconocerlo. Esto lo llevó a cometer el error de congelar las tarifas para
todos, lo que provocó que las empresas dejaran de invertir mientras la demanda
de consumo de energía era cada vez mayor. 
Fue tanta la negación que hoy las principales empresas distribuidoras de
energía del país no podrían pagar ni siquiera los sueldos de sus empleados si
tuvieran que dejar el subsidio que les da el gobierno  a través de  Cammesa (la administradora del mercado y la
que les provee la energía a todas las distribuidoras provinciales). Las empresas dejaron de pagar parte de la energía
a Cammesa con la complicidad del Gobierno Nacional, porque con las tarifas
congeladas es imposible prestar el servicio y menos aún invertir para
mejorarlo. De este modo dejaron a las empresas (como DPEC en nuestra provincia)
si fondos para poder hacer inversiones y con una deuda, acumulada entre todas
de 18.000 millones de pesos. Es sencillo: el sistema no se sustenta, las
empresas distribuidoras apenas pueden cubrir sus costos fijos y en estas
condiciones es imposible hablar de inversión para mejorar el servicio.   
El pensamiento a corto plazo es otra
variable fundamental. Cuando es verano, sólo piensan en como pasar el verano y
en  invierno como pasar el invierno. En
estas dos estaciones pareciera ser que prenden velas para que no haga tanto
calor o se modere el frío en una “timba” meteorológica. Pensando en el día a
día, se aplica al política del parche para tratar de tapar los huecos, se
anuncian cortes programados, inversión en algunas obras menores por aquí y otra
por allá. Pero los más simpático es cuando sale un funcionario a decir que en
realidad la crisis es fruto de una “tensión de crecimiento” donde se están
registrando consumos históricos de energía por el fuerte aumento de la
actividad económica y la compara de cada vez más electrodomésticos en los
hogares. Entonces, ¿no sabían que la economía crecía y que la gente consume cada
vez más y más aún si los precios de la energía (en Buenos Aires sobre todo) son
bajos? ¿No podrían haber planificado? Todo termina allí: con planificación cero
desde el 2003 a la fecha la producción de gas cayó 18%,  la de petróleo 25% y los cortes de luz no
paran, pero no importa patean la pelota para la próxima temporada si anunciar
ninguna solución de fondo. 
El uso político de la energía. La centralización de los recursos para tener
votos cautivos en la zona más poblada del país es otra característica de este
gobierno. Así el 54% de la energía residencial del país se consume entre la
Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires. Ambos distritos entran dentro
de los de mayor nivel de ingresos por habitante del país, sin embargo son los que
más subsidios a la energía reciben. Mientras en Córdoba por consumir 600
kilowatt al mes un usuario paga aproximadamente $370, en Santa Fe $360, en
Corrientes roda valores cercanos a los $200 pero en Buenos Aires donde están
Edenor y Edesur fuertemente subsidiadas por el gobierno nacional un usuario
paga $72. Así se acentúan las diferencias donde pagan menos aquellos que
mayores ingresos tienen y más aquellos que menos poseen, sobre todo en las
provincias del norte. Eligen el rédito político de los votos por sobre las
necesidades de desarrollo del país. 
El negocio de la energía. Por ultimo no hay que olvidar los escándalos
de sobre precio en las compras de fuel oil a nuestros hermanos venezolanos.
Este seguramente es otro factor para que los funcionarios nacionales que están
en este negocio no tengan ningún incentivo para corregir el rumbo, disfrutando
de que a mayor importación de energía mayor es la “comisión” que llevan a sus
bolsillos. Basta ver que Cammesa y Enarsa, las dos compañías encargadas de
importar energía, son las mayores favorecidas por las transferencias del
Estado, que este año ya superaron los 137.000 millones de pesos.
La crisis energética pone al descubierto la radiografía de cómo ha
gobernado el kirchnerismo en nuestro país en los últimos 11 años. A través de
ella podemos ver las principales características de un gobierno que niega los
problemas, piensa a corto plazo, centraliza los recursos al extremo y genera
una cadena de corrupción sin precedentes. Mientras repetimos como muletilla la
injusticia de vivir en una provincia donde se encuentra Yacyretá, produciendo
más del 20% de la energía nacional, sin embargo pagamos una tarifa más elevada
y seguimos sufriendo cortes cada verano.
Gustavo Lorenzo Brisco (h)
Presidente Fundación Más Ciudad

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