miércoles, 31 de diciembre de 2014

Regalo navideño: bajó la nafta

Sería cómodo decir que es por culpa de los “intereses de las corporaciones petroleras anti patria y golpistas” que el precio de la nafta en Argentina bajó el 5% mientras que el precio del petróleo cayó en el mundo un 40%, pero la verdad que no me convence mucho el argumento.

Por otra parte, se complicaría el relato porque hay que recordar que dentro de estas “corporaciones del mal” hoy se encuentran amigos (socios) del gobierno como Eskenazi, quien compró  parte de YPF con dividendos futuros de la propia YPF, es decir sin poner un peso. También se encuentra  el empresario estrella del firmamento K, Cristóbal López,  que compro el 51% de Petrobras Argentina. Seguramente adivinan como lo hizo, sin poner un peso. Se fondeó más de 1.200 millones de pesos no pagando impuestos a la AFIP, para después entrar en una moratoria a 10 años con una tasa del 17%. Baratito el crédito que le dimos. En fin, a parte de no ser cierto que la nafta no baja por las petroleras, quedaría mal ensuciar a los “amigos”.  

Hagamos a un análisis más serio, no como cuando Kicillof dijo “quédense tranquilos, esta todo estudiado” y nos fuimos al default.  Veamos qué pasó con el sector y por qué hoy los cambios de precio en el petróleo no los vemos en la nafta.

Cada vez menos estaciones de servicio

Según las estadísticas de la Asociación de Estaciones de Servicio (AES), en los últimos 10 años cerraron más de 2.250 estaciones de servicio en el país.  Es notorio ver en varias ciudades, como en esquinas donde había bocas de expendio de combustibles, hoy se levantan edificios, locales comerciales u otro tipo de comercios. Si vamos a la raíz del problema, es sencillo: cuando cae la ganancia en un sector, los que participan en él dejan de invertir, mudándose a otra actividad más rentable.
La rentabilidad del negocio se vio afectada por dos variables. Por un lado, la caída en los ingresos, debido a las tarifas congeladas (al menos hasta la “estatización 51%” de YPF) y las restricciones al volumen que pueden vender las estaciones de servicio, mediante la resolución oficial 25/2006, que estableció cupos a la entrega de combustibles. Por otro lado, la suba de los costos siempre estuvo por encima de los aumentos en las naftas, sobre todo los salarios que representan casi el 60% de los costos totales para un expendedor.
Entonces, por más que el crudo baje la inflación en dólares no permite bajar los precios de la nafta porque los costos suben en dólares y la rentabilidad sigue cayendo. Menos estaciones y más cola para cargar combustible, una costumbre que adquirimos en la década ganada. 

Litros de impuestos. 

Otra rigidez para bajar el precio de los combustibles es que cuando los compramos en realidad estamos comprando impuestos. Argentina se encuentra al tope de la región en carga impositiva sobre los combustibles. En naftas casi la mitad del precio que pagamos son impuestos (45%), mientras que en gasoil, un combustible directamente vinculado al sector productivo, llega al 38%. Para este último, si comparamos con países vecinos, en Brasil la carga impositiva es sólo el 21%, en Chile del 24%, en Perú del 25% y en EEUU del 13%.  De modo que, es difícil que se sienta la baja en las naftas o diesel cuando baja su materia prima (petróleo), si en nuestro país la mitad del precio son impuestos y no bajan la carga impositiva.

Aprovechar mientras dure

No me gusta la gente pesimista y no les quiero pinchar al globo, pero tengo que decirles que le veo poca vida a esta rebaja navideña del 5% en los combustibles anunciada por CFK en cadena nacional. Tengo que recordarles, ¡seamos optimistas!, que tenemos una inflación esperada del 30%  para el año que viene. Últimamente, como indica la lógica, los precios de los combustibles acompañan la inflación, sobre todo desde que YPF volvió a ser “nuestra”. En este último año YPF subió más del 40% los precios, y si tomamos desde septiembre del 2013, más del 60%. O sea, la veo muy difícil.
No quiero quitar esperanzas para este año que se viene, así que pensemos que la baja en el precio de los combustibles es buena, porque ayuda a movilizar toda la economía, sobre todo los sectores más sensibles al transporte de sus insumos o productos.

Todos sabemos que las promociones tienen un tiempo de vida corto, así que a aprovechar mientras dure. Brindaremos por un nuevo año que nos espera el 1 de enero con surtidores a precios más bajos. ¡Viva el corto plazo! ¡Feliz año nuevo! 

miércoles, 24 de diciembre de 2014

El verano: luz en la oscuridad

Comienza el verano y el tema que empieza a preocupar otra vez es la cuestión energética. Con cada corte de luz cambia el humor social, y las redes como Facebook se llenan de mensajes de ciudadanos furiosos. No es por nada que los periodistas, adelantando lo que pude venir, consultaron al Gobernador sobre la posibilidad de evitar cortes en este verano. La respuesta del primer mandatario diciendo que no habrá cortes si llueve enojó a varios, pero en realidad expresa la impotencia por no poder resolver un problema que ya lleva más de una década, no sólo en la provincia, sino en todo el país.  

Pensar en el problema de la energía nos da la posibilidad de tener una radiografía del kirchnerismo y poder analizarlo en distintos aspectos.

La negación del problema, es seguramente el rasgo más conocido y común a otros problemas que no quiso resolver el Gobierno Nacional como la inseguridad, al decir que “es sólo una sensación” o la inflación con el cuento de que “no hay inflación, es sólo un reacomodamiento de precios”. Es imposible que pueda resolver un problema si ni siquiera puede reconocerlo. Esto lo llevó a cometer el error de congelar las tarifas para todos, lo que provocó que las empresas dejaran de invertir mientras la demanda de consumo de energía era cada vez mayor.
Fue tanta la negación que hoy las principales empresas distribuidoras de energía del país no podrían pagar ni siquiera los sueldos de sus empleados si tuvieran que dejar el subsidio que les da el gobierno  a través de  Cammesa (la administradora del mercado y la que les provee la energía a todas las distribuidoras provinciales). Las empresas dejaron de pagar parte de la energía a Cammesa con la complicidad del Gobierno Nacional, porque con las tarifas congeladas es imposible prestar el servicio y menos aún invertir para mejorarlo. De este modo dejaron a las empresas (como DPEC en nuestra provincia) si fondos para poder hacer inversiones y con una deuda, acumulada entre todas de 18.000 millones de pesos. Es sencillo: el sistema no se sustenta, las empresas distribuidoras apenas pueden cubrir sus costos fijos y en estas condiciones es imposible hablar de inversión para mejorar el servicio.  

El pensamiento a corto plazo es otra variable fundamental. Cuando es verano, sólo piensan en como pasar el verano y en  invierno como pasar el invierno. En estas dos estaciones pareciera ser que prenden velas para que no haga tanto calor o se modere el frío en una “timba” meteorológica. Pensando en el día a día, se aplica al política del parche para tratar de tapar los huecos, se anuncian cortes programados, inversión en algunas obras menores por aquí y otra por allá. Pero los más simpático es cuando sale un funcionario a decir que en realidad la crisis es fruto de una “tensión de crecimiento” donde se están registrando consumos históricos de energía por el fuerte aumento de la actividad económica y la compara de cada vez más electrodomésticos en los hogares. Entonces, ¿no sabían que la economía crecía y que la gente consume cada vez más y más aún si los precios de la energía (en Buenos Aires sobre todo) son bajos? ¿No podrían haber planificado? Todo termina allí: con planificación cero desde el 2003 a la fecha la producción de gas cayó 18%,  la de petróleo 25% y los cortes de luz no paran, pero no importa patean la pelota para la próxima temporada si anunciar ninguna solución de fondo.

El uso político de la energía. La centralización de los recursos para tener votos cautivos en la zona más poblada del país es otra característica de este gobierno. Así el 54% de la energía residencial del país se consume entre la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires. Ambos distritos entran dentro de los de mayor nivel de ingresos por habitante del país, sin embargo son los que más subsidios a la energía reciben. Mientras en Córdoba por consumir 600 kilowatt al mes un usuario paga aproximadamente $370, en Santa Fe $360, en Corrientes roda valores cercanos a los $200 pero en Buenos Aires donde están Edenor y Edesur fuertemente subsidiadas por el gobierno nacional un usuario paga $72. Así se acentúan las diferencias donde pagan menos aquellos que mayores ingresos tienen y más aquellos que menos poseen, sobre todo en las provincias del norte. Eligen el rédito político de los votos por sobre las necesidades de desarrollo del país.

El negocio de la energía. Por ultimo no hay que olvidar los escándalos de sobre precio en las compras de fuel oil a nuestros hermanos venezolanos. Este seguramente es otro factor para que los funcionarios nacionales que están en este negocio no tengan ningún incentivo para corregir el rumbo, disfrutando de que a mayor importación de energía mayor es la “comisión” que llevan a sus bolsillos. Basta ver que Cammesa y Enarsa, las dos compañías encargadas de importar energía, son las mayores favorecidas por las transferencias del Estado, que este año ya superaron los 137.000 millones de pesos.

La crisis energética pone al descubierto la radiografía de cómo ha gobernado el kirchnerismo en nuestro país en los últimos 11 años. A través de ella podemos ver las principales características de un gobierno que niega los problemas, piensa a corto plazo, centraliza los recursos al extremo y genera una cadena de corrupción sin precedentes. Mientras repetimos como muletilla la injusticia de vivir en una provincia donde se encuentra Yacyretá, produciendo más del 20% de la energía nacional, sin embargo pagamos una tarifa más elevada y seguimos sufriendo cortes cada verano.

Gustavo Lorenzo Brisco (h)
Lic. Economía Empresarial UTDT

Presidente Fundación Más Ciudad