Gustavo Lorenzo Brisco
jueves, 17 de diciembre de 2015
lunes, 14 de diciembre de 2015
PARA MIS AMIGOS
Como le conté algunos amigos, hace unos meses ya había presentado la renuncia, pero después la dejé sin efecto por pedido del Gobernador. Mantuvimos varias reuniones, pero finalmente y pese a su buena voluntad, no he encontrado un lugar dentro del gobierno donde sienta que pueda hacer un aporte que valga la pena para Corrientes.
Al ver que el tiempo pasaba sin tener definiciones, decidí donar todo lo que cobraba por mi cargo en el gabinete a la Fundación Conin (Fundación para la Promoción Humana Sacerdote Jesuita I. Villar) con sede en nuestra ciudad, que se dedica combatir la desnutrición infantil. Adjunto los comprobantes porque es dinero del Estado y no quiero que haya ninguna duda de su destino.
No me parecía justo estar cobrando un sueldo del Estado, si sentía que mi aporte a la provincia no era el que me había propuesto cuando me sumé a este gobierno. Tal vez algunos no lo entiendan, pero cuando decidí dejar mi trabajo en Petrobras para volver a Corrientes, lo hice con la convicción de que podía hacer algo para mejorar la realidad de nuestra provincia. Así como algunos piensan que es tonto dejar un sueldo del Estado, también muchos amigos lo pensaron cuando deje mi trabajo en la actividad privada para volver acá.
Vengo de una familia que nunca se metió en política, ni usufructuó del Estado. Mi padre es médico y mi madre docente jubilada. Al principio a ellos también les costó entender mi vuelta a Corrientes, pero luego me apoyaron. Ahora, después de tanto esfuerzo, creo que tampoco entienden por qué dejo el lugar que ocupaba, pero estoy seguro que lo van a comprender con el tiempo.
Mis convicciones siguen intactas y con las mismas ganas de trabajar para que podamos vivir en una ciudad y una provincia mejor. Más allá de mi situación personal, en el fondo estoy contento porque siento que con Macri en la presidencia está la esperanza de un país distinto, donde Corrientes sea tenida en cuenta después de 12 años de discriminación. Tenemos la capacidad de salir adelante, hay equipo y gente muy capaz en el gobierno provincial, solo nos hacía falta que nos tengan en cuenta como seguramente lo hará este gobierno nacional.
Un fuerte abrazo, Gustavo
jueves, 22 de octubre de 2015
Elecciones, el Chapo y la Morsa
El fin de semana, la noticia
sobre el capo narco más importante del mundo, o al menos el más conocido de los
que hoy manejan el negocio del narcotráfico, el “Chapo” Guzmán, volvió a dar la
vuelta al globo. Esta vez fue debido a otro sorprendente escape cuando lo acorralaban
las fuerzas de seguridad mexicanas.
Los principales diarios del
país reflejaron la noticia, que se ubicó entre las más leídas del día. El
asunto del narcotráfico y los capos narcos, es un tema que nos llama mucho la
atención. No por nada la serie el “Patrón del mal”, sobre la vida de Pablo
Escobar, tuvo tanto éxito meses atrás. Sin embargo, seguimos viendo el problema
del narcotráfico como algo ajeno, que sucede fuera de nuestro país.
Esa vieja historia de que
Argentina es solo un país de tránsito, donde supuestamente la droga no se
queda, no debería tranquilizarnos. Primero porque no es cierto: todos los
indicadores demuestran el crecimiento en el consumo de drogas, sobre todo entre
los jóvenes argentinos. En segundo lugar, porque no debería dejar de preocuparnos
ser un país de tránsito para la exportación de drogas, con toda la violencia y
corrupción que traen aparejados los cárteles metidos fronteras adentro.
Es sabido que para que el
narcotráfico pueda tender sus redes en un país, es necesaria la complicidad con
el poder político. La función de éste es simple: mirar hacia el costado y poner
los controles más blandos posibles. Eso sí, cada tanto y para disimular, hay
que “encontrar” algún cargamento, como para decir que se está combatiendo a los
narco.
Si miramos lo que pasó en los
últimos años, está claro que desde el gobierno nacional se hizo todo lo posible
para que este negocio prosperara. Por un lado debilitaron los controles en los
pasos fronterizos donde puede ingresar la droga por vía terrestre al país,
retirando a gran número de efectivos de gendarmería para suplir a la policía en
villas de emergencia o evitar conflictos en el interior. Por otra parte no se
invirtió en radarización, dejando el espacio aéreo libre para los narcos.
Sumado a ello, cuando los jueces federales de las provincias del norte, a
través de la Cortes Suprema, pidieron mayores recursos para avanzar con las
causas vinculadas al narcotráfico, solo obtuvieron el silencio como respuesta.
Pero todo salió a la luz con
el famoso triple crimen de General Rodríguez, cuando fueron encontrados en un
zanjón asesinados Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón. Un mes antes
hubo un ajuste de cuentas entre narcos colombianos a los tiros en el
estacionamiento del Unicenter en Buenos Aires. La disputa por el negocio de la
efedrina estaba a flor de piel y empezaba a mostrar su cara más violenta.
Actualmente el gran comercio
pasa por las drogas sintéticas, siendo una de las más populares la meta anfetamina,
cuyo componente fundamental es la efedrina. La Sedronar, Secretaría de
Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico, que debía
controlar las importaciones de esta sustancia, hizo todo lo contrario. De un
poco más del mil empresas que había registradas en este organismo para importar
efedrina entre 2002 y 2003, pasaron a ser alrededor de seis mil. A su vez, el
país pasó de importar 3,5 toneladas entre 2004 y 2005 a 41 toneladas entre el
2007 y 2008, es decir 11 veces más! Encima, de estas 41 toneladas, solo 270
kilos salieron legalmente del país. Sin embargo a nadie del gobierno le llamó
la atención.
Es fundamental terminar con la
connivencia política para poder empezar a desactivar las redes de narcotráfico
en nuestro país. No es un problema del futuro, es del presente. Generaciones
enteras se pierden ante el flagelo de la droga, los crímenes se vuelven más violentos
por el uso de estas sustancias, que a su vez generan mayor número de delitos
por su adicción y la necesidad de acceder a ellas.
Estamos a sólo unos días de
elegir a un nuevo presidente. Todo indica que la disputa estará entre Scioli y
Macri. Sin embargo, si tengo que ser franco, hace unos meses que, más que la
elección presidencial, me preocupa quien será el gobernador del distrito en el
que habita casi el 40% de la población del país. Es que el candidato del Frente
para la Victoria, es nada más y nada menos que el actual Jefe de Gabinete
Aníbal Fernández, acusado por los principales imputados en la ruta de la
efedrina y por uno de los hermanos de las víctimas del triple crimen, como el
jefe político del negocio de la efedrina.
Aníbal sería el personaje a
quien se apodó la “Morsa”, el que daba protección política para llevar adelante
el tráfico de efedrina hacia el país y su triangulación al exterior con los cárteles
de México. Ya en el 2008 lo había denunciado Graciela Ocaña, cuando era Ministra
de Salud, y a principios del 2004, Elisa Carrio, que fue tratada prácticamente
de loca.
Hoy, algo que años atrás sería
impensado, puede ocurrir. Un candidato como Aníbal Fernández, con una imagen
altamente negativa, pero que va pegado a la boleta de Daniel Scioli, está muy
cerca de ser el próximo gobernador de la provincia de Buenos Aires. Con un
poder judicial desprestigiado, corrompido en muchos de sus ámbitos, y teniendo
en cuenta los vínculos que Aníbal tendría con la Justicia, es difícil imaginar que
una vez en el poder sea juzgado.
El hombre acusado desde
múltiples fuentes de ser el vínculo político con el narcotráfico, podría tomar
el poder del distrito más grande del país. Si esto no nos preocupa como
sociedad, si este personaje es elegido, habremos entrado en un pozo difícil de
salir.
miércoles, 31 de diciembre de 2014
Regalo navideño: bajó la nafta
Sería cómodo decir que es por culpa de los “intereses de las
corporaciones petroleras anti patria y
golpistas” que el precio de la nafta en Argentina bajó el 5% mientras que el
precio del petróleo cayó en el mundo un 40%, pero la verdad que no me convence
mucho el argumento.
Por otra parte, se complicaría el relato porque hay que
recordar que dentro de estas “corporaciones del mal” hoy se encuentran amigos
(socios) del gobierno como Eskenazi, quien compró parte de YPF con dividendos futuros de la
propia YPF, es decir sin poner un peso. También se encuentra el empresario estrella del firmamento K, Cristóbal
López, que compro el 51% de Petrobras
Argentina. Seguramente adivinan como lo hizo, sin poner un peso. Se fondeó más
de 1.200 millones de pesos no pagando impuestos a la AFIP, para después entrar
en una moratoria a 10 años con una tasa del 17%. Baratito el crédito que le
dimos. En fin, a parte de no ser cierto que la nafta no baja por las petroleras,
quedaría mal ensuciar a los “amigos”.
Hagamos a un análisis más serio, no como cuando Kicillof dijo
“quédense tranquilos, esta todo estudiado” y nos fuimos al default. Veamos qué pasó con el sector y por qué hoy
los cambios de precio en el petróleo no los vemos en la nafta.
Cada vez menos
estaciones de servicio
Según las estadísticas de la Asociación de Estaciones de
Servicio (AES), en los últimos 10 años cerraron más de 2.250 estaciones de
servicio en el país. Es notorio ver en
varias ciudades, como en esquinas donde había bocas de expendio de combustibles,
hoy se levantan edificios, locales comerciales u otro tipo de comercios. Si
vamos a la raíz del problema, es sencillo: cuando cae la ganancia en un sector,
los que participan en él dejan de invertir, mudándose a otra actividad más
rentable.
La rentabilidad del negocio se vio afectada por dos
variables. Por un lado, la caída en los ingresos, debido a las tarifas congeladas
(al menos hasta la “estatización 51%” de YPF) y las restricciones al volumen
que pueden vender las estaciones de servicio, mediante la resolución oficial
25/2006, que estableció cupos a la entrega de combustibles. Por otro lado, la
suba de los costos siempre estuvo por encima de los aumentos en las naftas, sobre
todo los salarios que representan casi el 60% de los costos totales para un
expendedor.
Entonces, por más que el crudo baje la inflación en dólares
no permite bajar los precios de la nafta porque los costos suben en dólares y
la rentabilidad sigue cayendo. Menos estaciones y más cola para cargar
combustible, una costumbre que adquirimos en la década ganada.
Litros de
impuestos.
Otra rigidez para bajar el precio de los combustibles es que
cuando los compramos en realidad estamos comprando impuestos. Argentina se
encuentra al tope de la región en carga impositiva sobre los combustibles. En
naftas casi la mitad del precio que pagamos son impuestos (45%), mientras que
en gasoil, un combustible directamente vinculado al sector productivo, llega al
38%. Para este último, si comparamos con países vecinos, en Brasil la carga
impositiva es sólo el 21%, en Chile del 24%, en Perú del 25% y en EEUU del 13%.
De modo que, es difícil que se sienta la
baja en las naftas o diesel cuando baja su materia prima (petróleo), si en
nuestro país la mitad del precio son impuestos y no bajan la carga impositiva.
Aprovechar mientras dure
No me gusta la gente pesimista y no les quiero pinchar al
globo, pero tengo que decirles que le veo poca vida a esta rebaja navideña del
5% en los combustibles anunciada por CFK en cadena nacional. Tengo que
recordarles, ¡seamos optimistas!, que tenemos una inflación esperada del
30% para el año que viene. Últimamente,
como indica la lógica, los precios de los combustibles acompañan la inflación,
sobre todo desde que YPF volvió a ser “nuestra”. En este último año YPF subió
más del 40% los precios, y si tomamos desde septiembre del 2013, más del 60%. O
sea, la veo muy difícil.
No quiero quitar esperanzas para este año que se viene, así
que pensemos que la baja en el precio de los combustibles es buena, porque
ayuda a movilizar toda la economía, sobre todo los sectores más sensibles al
transporte de sus insumos o productos.
Todos sabemos que las promociones tienen un tiempo de vida
corto, así que a aprovechar mientras dure. Brindaremos por un nuevo año que nos
espera el 1 de enero con surtidores a precios más bajos. ¡Viva el corto plazo!
¡Feliz año nuevo!
miércoles, 24 de diciembre de 2014
El verano: luz en la oscuridad
Comienza el verano y el tema que empieza a preocupar otra vez es la
cuestión energética. Con cada corte de luz cambia el humor social, y las redes
como Facebook se llenan de mensajes de ciudadanos furiosos. No es por nada que
los periodistas, adelantando lo que pude venir, consultaron al Gobernador sobre
la posibilidad de evitar cortes en este verano. La respuesta del primer
mandatario diciendo que no habrá cortes si llueve enojó a varios, pero en
realidad expresa la impotencia por no poder resolver un problema que ya lleva
más de una década, no sólo en la provincia, sino en todo el país.
Pensar en el problema de la energía nos da la posibilidad de tener una
radiografía del kirchnerismo y poder analizarlo en distintos aspectos.
La negación del problema, es seguramente
el rasgo más conocido y común a otros problemas que no quiso resolver el Gobierno
Nacional como la inseguridad, al decir que “es sólo una sensación” o la
inflación con el cuento de que “no hay inflación, es sólo un reacomodamiento de
precios”. Es imposible que pueda resolver un problema si ni siquiera puede
reconocerlo. Esto lo llevó a cometer el error de congelar las tarifas para
todos, lo que provocó que las empresas dejaran de invertir mientras la demanda
de consumo de energía era cada vez mayor.
Fue tanta la negación que hoy las principales empresas distribuidoras de
energía del país no podrían pagar ni siquiera los sueldos de sus empleados si
tuvieran que dejar el subsidio que les da el gobierno a través de Cammesa (la administradora del mercado y la
que les provee la energía a todas las distribuidoras provinciales). Las empresas dejaron de pagar parte de la energía
a Cammesa con la complicidad del Gobierno Nacional, porque con las tarifas
congeladas es imposible prestar el servicio y menos aún invertir para
mejorarlo. De este modo dejaron a las empresas (como DPEC en nuestra provincia)
si fondos para poder hacer inversiones y con una deuda, acumulada entre todas
de 18.000 millones de pesos. Es sencillo: el sistema no se sustenta, las
empresas distribuidoras apenas pueden cubrir sus costos fijos y en estas
condiciones es imposible hablar de inversión para mejorar el servicio.
El pensamiento a corto plazo es otra
variable fundamental. Cuando es verano, sólo piensan en como pasar el verano y
en invierno como pasar el invierno. En
estas dos estaciones pareciera ser que prenden velas para que no haga tanto
calor o se modere el frío en una “timba” meteorológica. Pensando en el día a
día, se aplica al política del parche para tratar de tapar los huecos, se
anuncian cortes programados, inversión en algunas obras menores por aquí y otra
por allá. Pero los más simpático es cuando sale un funcionario a decir que en
realidad la crisis es fruto de una “tensión de crecimiento” donde se están
registrando consumos históricos de energía por el fuerte aumento de la
actividad económica y la compara de cada vez más electrodomésticos en los
hogares. Entonces, ¿no sabían que la economía crecía y que la gente consume cada
vez más y más aún si los precios de la energía (en Buenos Aires sobre todo) son
bajos? ¿No podrían haber planificado? Todo termina allí: con planificación cero
desde el 2003 a la fecha la producción de gas cayó 18%, la de petróleo 25% y los cortes de luz no
paran, pero no importa patean la pelota para la próxima temporada si anunciar
ninguna solución de fondo.
El uso político de la energía. La centralización de los recursos para tener
votos cautivos en la zona más poblada del país es otra característica de este
gobierno. Así el 54% de la energía residencial del país se consume entre la
Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires. Ambos distritos entran dentro
de los de mayor nivel de ingresos por habitante del país, sin embargo son los que
más subsidios a la energía reciben. Mientras en Córdoba por consumir 600
kilowatt al mes un usuario paga aproximadamente $370, en Santa Fe $360, en
Corrientes roda valores cercanos a los $200 pero en Buenos Aires donde están
Edenor y Edesur fuertemente subsidiadas por el gobierno nacional un usuario
paga $72. Así se acentúan las diferencias donde pagan menos aquellos que
mayores ingresos tienen y más aquellos que menos poseen, sobre todo en las
provincias del norte. Eligen el rédito político de los votos por sobre las
necesidades de desarrollo del país.
El negocio de la energía. Por ultimo no hay que olvidar los escándalos
de sobre precio en las compras de fuel oil a nuestros hermanos venezolanos.
Este seguramente es otro factor para que los funcionarios nacionales que están
en este negocio no tengan ningún incentivo para corregir el rumbo, disfrutando
de que a mayor importación de energía mayor es la “comisión” que llevan a sus
bolsillos. Basta ver que Cammesa y Enarsa, las dos compañías encargadas de
importar energía, son las mayores favorecidas por las transferencias del
Estado, que este año ya superaron los 137.000 millones de pesos.
La crisis energética pone al descubierto la radiografía de cómo ha
gobernado el kirchnerismo en nuestro país en los últimos 11 años. A través de
ella podemos ver las principales características de un gobierno que niega los
problemas, piensa a corto plazo, centraliza los recursos al extremo y genera
una cadena de corrupción sin precedentes. Mientras repetimos como muletilla la
injusticia de vivir en una provincia donde se encuentra Yacyretá, produciendo
más del 20% de la energía nacional, sin embargo pagamos una tarifa más elevada
y seguimos sufriendo cortes cada verano.
Gustavo Lorenzo Brisco (h)
Presidente Fundación Más Ciudad
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