jueves, 17 de diciembre de 2015

Menos pico y más pala

Pareciera que fuese hace más tiempo, pero recién se está cumpliendo una semana desde que Mauricio Macri asumió la presidencia. El cambio de estilo es notable. No tuvimos en estos días un presidente gritando delante de un micrófono, echándole la culpa a los medios de comunicación, retando a un ciudadano por cadena nacional, amenazando a otros, ni mostrándose como salvador o refundador de una nueva argentina.

Tampoco escuchamos a funcionarios ocultando problemas o apuntando a otros sectores de la sociedad como enemigos de la patria. Llamativamente, para lo que veníamos acostumbrados, todas las declaraciones se basaron en comunicar las nuevas medidas, en contar en qué están trabajando y cómo piensan hacerlo para tranquilidad de todos los ciudadanos.

Al mismo tiempo, el supuesto equipo de resistencia que pretendía dejar la “comandante” CFK, parece haber abandonado las trincheras y entendido que tal conflicto no existe. El relato perdió a su actriz principal y con ella se ha desmoronado. Hasta en las redes sociales se puede ver como cada vez son menos los que parecieran quedar gritando solos, pronosticando todo lo malo que vendrá de la mano del nuevo gobierno. Gritan en soledad porque se han quedado sin público que compre ese “cuento”. Esa etapa terminó.

En este nuevo tiempo, las expectativas de la sociedad son muy altas. Me atrevería a decir que son las mayores de los últimos tiempos, excepto por la vuelta a la democracia con Alfonsín, donde estaba en juego nada más y nada menos que poder vivir en libertad. Por ello, Cambiemos no se pude dar el lujo de no estar a la altura de las circunstancias. Estamos ante una oportunidad histórica de cambiar la cultura política argentina y dar un nuevo rumbo al país. Los desafíos son múltiples.  

Los encuentros de Mauricio Macri con todos los ex candidatos a presidente, sumados a la reunión con los 24 gobernadores, dejaron varios mensajes. Por un lado, transmitir la necesidad de unidad, pero también de respeto a todos los argentinos. Tanto los gobernadores como los ex candidatos fueron votados por miles de ciudadanos a quienes representan. Por otra parte, el de la apertura de una puerta para poder volver a revisar el federalismo en el reparto de recursos. Esta ultima una cuestión en la que Corrientes ha sido castigada por capricho en los últimos años y que esperamos con ansias que sea revertida.

Otro desafío será mantener los derechos sociales, a la vez que se recupera la cultura del esfuerzo. Los reclamos y el enojo de varios sectores en este sentido son manifiestos. Nadie está en contra de que se ayude a aquellos que lo necesitan y que sin ese sostén se encontrarían en una situación de mayor vulnerabilidad aun, pero la mayoría no está de acuerdo en que muchos vivan del Estado bajo un sistema clientelar de uso político. Para poder reconstruir la cultura del trabajo es fundamental que el nuevo gobierno genere las condiciones para la creación de empleo genuino. Es difícil pretender que la gente se emplee si no están dadas las condiciones económicas.

Para que la economía crezca, entre tantas otras medidas, hay una fundamental sobre la que se basa todo el sistema: el valor de la confianza. Ésta es clave tanto para que vengan inversiones de afuera, como para que inviertan los de adentro. Desde el comercio más chico hasta la empresa más grande, a la hora de invertir y crear nuevos puestos de trabajo, quieren saber qué pasará en el futuro. Dar certidumbre a esas expectativas es un gran desafío. A juzgar por los pocos días de gobierno que lleva esta administración, debo decir que se va cumpliendo con creces, por la sencilla razón de que están haciendo lo que prometieron. Ni más menos que cumplir con la palabra empeñada.   

Por otra parte, esta nueva etapa debe cambiar la cultura que indica que es lo mismo delinquir que no hacerlo. Respecto a esto, el presidente ha dicho que iba a ser implacable con la corrupción, palabra que nunca escuchamos de boca de los dos últimos presidentes. Ahora es importante que, más allá de decirlo, empecemos a ver acciones concretas en los próximos tiempos. Necesitamos como sociedad que quien las haga las pague. El ejemplo debe venir desde arriba, para que todos sepan que pueden ser juzgados sin privilegios. Si bien gran parte es tarea del Poder Judicial, que  no depende de Macri, es importante la definición política que ha dado el presidente, porque implica que no encubrirá, ni apretará jueces, y dejará trabajar a la oficina anti corrupción con libertad. 

Otro eje central, si es que se quiere avanzar en un cambio profundo del sistema político, es el de la reforma del sistema electoral. Es sumamente necesario terminar con el sistema actual de boletas múltiples y pasar al voto electrónico, boleta única o boleta única electrónica. Hacerlo implica profundizar la democracia en varios aspectos, sobre todo, en tanto a darle mayor transparencia y mayor respeto a la voluntad popular. Cuanto más transparente un sistema electoral,  más se respeta lo que quiere elegir la gente y menos atadas quedan a estructuras y al clientelismo político de turno. 

No será sencillo avanzar en estos aspectos, pero es sumamente necesaria la reconstrucción de la unidad, del federalismo, de la cultura del trabajo, de la justicia y la modernización del sistema electoral. Así como también es vital que el próximo gobierno se ponga objetivos ambiciosos que nos inviten a soñar como pueblo. Volver a querer ser un país líder en la región en desarrollo, educación y crecimiento económico. Pensar en tener un sistema de salud de primera calidad y donde el que quiera salir adelante tenga todas las oportunidades, es una tarea enorme pero que vale la pena.

Para cumplir con estos objetivos es importante ser coherentes, pero sobre todo tener el compromiso de hacerlo y trabajar muy duro para ello. Hasta ahora parece ser este el camino, el de hablar menos y hacer más. Usar menos el pico y más la pala.  

lunes, 14 de diciembre de 2015

PARA MIS AMIGOS

Aunque preferiría contarlo cara a cara, elijo este medio porque me da la posibilidad de llegar a todos. A partir de hoy he decidido dejar definitivamente mi lujar en el Gobierno de la Provincia. Siento que he cumplido un ciclo donde estaba y entiendo que hay otras personas que pueden llevar adelante la tarea en mi lugar.
Como le conté algunos amigos, hace unos meses ya había presentado la renuncia, pero después la dejé sin efecto por pedido del Gobernador. Mantuvimos varias reuniones, pero finalmente y pese a su buena voluntad, no he encontrado un lugar dentro del gobierno donde sienta que pueda hacer un aporte que valga la pena para Corrientes.
Al ver que el tiempo pasaba sin tener definiciones, decidí donar todo lo que cobraba por mi cargo en el gabinete a la Fundación Conin (Fundación para la Promoción Humana Sacerdote Jesuita I. Villar) con sede en nuestra ciudad, que se dedica combatir la desnutrición infantil. Adjunto los comprobantes porque es dinero del Estado y no quiero que haya ninguna duda de su destino.
No me parecía justo estar cobrando un sueldo del Estado, si sentía que mi aporte a la provincia no era el que me había propuesto cuando me sumé a este gobierno. Tal vez algunos no lo entiendan, pero cuando decidí dejar mi trabajo en Petrobras para volver a Corrientes, lo hice con la convicción de que podía hacer algo para mejorar la realidad de nuestra provincia. Así como algunos piensan que es tonto dejar un sueldo del Estado, también muchos amigos lo pensaron cuando deje mi trabajo en la actividad privada para volver acá.
Vengo de una familia que nunca se metió en política, ni usufructuó del Estado. Mi padre es médico y mi madre docente jubilada. Al principio a ellos también les costó entender mi vuelta a Corrientes, pero luego me apoyaron. Ahora, después de tanto esfuerzo, creo que tampoco entienden por qué dejo el lugar que ocupaba, pero estoy seguro que lo van a comprender con el tiempo.
Mis convicciones siguen intactas y con las mismas ganas de trabajar para que podamos vivir en una ciudad y una provincia mejor. Más allá de mi situación personal, en el fondo estoy contento porque siento que con Macri en la presidencia está la esperanza de un país distinto, donde Corrientes sea tenida en cuenta después de 12 años de discriminación. Tenemos la capacidad de salir adelante, hay equipo y gente muy capaz en el gobierno provincial, solo nos hacía falta que nos tengan en cuenta como seguramente lo hará este gobierno nacional.
Un fuerte abrazo, Gustavo

jueves, 22 de octubre de 2015

Elecciones, el Chapo y la Morsa

El fin de semana, la noticia sobre el capo narco más importante del mundo, o al menos el más conocido de los que hoy manejan el negocio del narcotráfico, el “Chapo” Guzmán, volvió a dar la vuelta al globo. Esta vez fue debido a otro sorprendente escape cuando lo acorralaban las fuerzas de seguridad mexicanas.

Los principales diarios del país reflejaron la noticia, que se ubicó entre las más leídas del día. El asunto del narcotráfico y los capos narcos, es un tema que nos llama mucho la atención. No por nada la serie el “Patrón del mal”, sobre la vida de Pablo Escobar, tuvo tanto éxito meses atrás. Sin embargo, seguimos viendo el problema del narcotráfico como algo ajeno, que sucede fuera de nuestro país.

Esa vieja historia de que Argentina es solo un país de tránsito, donde supuestamente la droga no se queda, no debería tranquilizarnos. Primero porque no es cierto: todos los indicadores demuestran el crecimiento en el consumo de drogas, sobre todo entre los jóvenes argentinos. En segundo lugar, porque no debería dejar de preocuparnos ser un país de tránsito para la exportación de drogas, con toda la violencia y corrupción que traen aparejados los cárteles metidos fronteras adentro.

Es sabido que para que el narcotráfico pueda tender sus redes en un país, es necesaria la complicidad con el poder político. La función de éste es simple: mirar hacia el costado y poner los controles más blandos posibles. Eso sí, cada tanto y para disimular, hay que “encontrar” algún cargamento, como para decir que se está combatiendo a los narco.  
Si miramos lo que pasó en los últimos años, está claro que desde el gobierno nacional se hizo todo lo posible para que este negocio prosperara. Por un lado debilitaron los controles en los pasos fronterizos donde puede ingresar la droga por vía terrestre al país, retirando a gran número de efectivos de gendarmería para suplir a la policía en villas de emergencia o evitar conflictos en el interior. Por otra parte no se invirtió en radarización, dejando el espacio aéreo libre para los narcos. Sumado a ello, cuando los jueces federales de las provincias del norte, a través de la Cortes Suprema, pidieron mayores recursos para avanzar con las causas vinculadas al narcotráfico, solo obtuvieron el silencio como respuesta.

Pero todo salió a la luz con el famoso triple crimen de General Rodríguez, cuando fueron encontrados en un zanjón asesinados Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón. Un mes antes hubo un ajuste de cuentas entre narcos colombianos a los tiros en el estacionamiento del Unicenter en Buenos Aires. La disputa por el negocio de la efedrina estaba a flor de piel y empezaba a mostrar su cara más violenta.

Actualmente el gran comercio pasa por las drogas sintéticas, siendo una de las más populares la meta anfetamina, cuyo componente fundamental es la efedrina. La Sedronar, Secretaría de Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico, que debía controlar las importaciones de esta sustancia, hizo todo lo contrario. De un poco más del mil empresas que había registradas en este organismo para importar efedrina entre 2002 y 2003, pasaron a ser alrededor de seis mil. A su vez, el país pasó de importar 3,5 toneladas entre 2004 y 2005 a 41 toneladas entre el 2007 y 2008, es decir 11 veces más! Encima, de estas 41 toneladas, solo 270 kilos salieron legalmente del país. Sin embargo a nadie del gobierno le llamó la atención.

Es fundamental terminar con la connivencia política para poder empezar a desactivar las redes de narcotráfico en nuestro país. No es un problema del futuro, es del presente. Generaciones enteras se pierden ante el flagelo de la droga, los crímenes se vuelven más violentos por el uso de estas sustancias, que a su vez generan mayor número de delitos por su adicción y la necesidad de acceder a ellas.

Estamos a sólo unos días de elegir a un nuevo presidente. Todo indica que la disputa estará entre Scioli y Macri. Sin embargo, si tengo que ser franco, hace unos meses que, más que la elección presidencial, me preocupa quien será el gobernador del distrito en el que habita casi el 40% de la población del país. Es que el candidato del Frente para la Victoria, es nada más y nada menos que el actual Jefe de Gabinete Aníbal Fernández, acusado por los principales imputados en la ruta de la efedrina y por uno de los hermanos de las víctimas del triple crimen, como el jefe político del negocio de la efedrina.

Aníbal sería el personaje a quien se apodó la “Morsa”, el que daba protección política para llevar adelante el tráfico de efedrina hacia el país y su triangulación al exterior con los cárteles de México. Ya en el 2008 lo había denunciado Graciela Ocaña, cuando era Ministra de Salud, y a principios del 2004, Elisa Carrio, que fue tratada prácticamente de loca.

Hoy, algo que años atrás sería impensado, puede ocurrir. Un candidato como Aníbal Fernández, con una imagen altamente negativa, pero que va pegado a la boleta de Daniel Scioli, está muy cerca de ser el próximo gobernador de la provincia de Buenos Aires. Con un poder judicial desprestigiado, corrompido en muchos de sus ámbitos, y teniendo en cuenta los vínculos que Aníbal tendría con la Justicia, es difícil imaginar que una vez en el poder sea juzgado.  

El hombre acusado desde múltiples fuentes de ser el vínculo político con el narcotráfico, podría tomar el poder del distrito más grande del país. Si esto no nos preocupa como sociedad, si este personaje es elegido, habremos entrado en un pozo difícil de salir.  


miércoles, 31 de diciembre de 2014

Regalo navideño: bajó la nafta

Sería cómodo decir que es por culpa de los “intereses de las corporaciones petroleras anti patria y golpistas” que el precio de la nafta en Argentina bajó el 5% mientras que el precio del petróleo cayó en el mundo un 40%, pero la verdad que no me convence mucho el argumento.

Por otra parte, se complicaría el relato porque hay que recordar que dentro de estas “corporaciones del mal” hoy se encuentran amigos (socios) del gobierno como Eskenazi, quien compró  parte de YPF con dividendos futuros de la propia YPF, es decir sin poner un peso. También se encuentra  el empresario estrella del firmamento K, Cristóbal López,  que compro el 51% de Petrobras Argentina. Seguramente adivinan como lo hizo, sin poner un peso. Se fondeó más de 1.200 millones de pesos no pagando impuestos a la AFIP, para después entrar en una moratoria a 10 años con una tasa del 17%. Baratito el crédito que le dimos. En fin, a parte de no ser cierto que la nafta no baja por las petroleras, quedaría mal ensuciar a los “amigos”.  

Hagamos a un análisis más serio, no como cuando Kicillof dijo “quédense tranquilos, esta todo estudiado” y nos fuimos al default.  Veamos qué pasó con el sector y por qué hoy los cambios de precio en el petróleo no los vemos en la nafta.

Cada vez menos estaciones de servicio

Según las estadísticas de la Asociación de Estaciones de Servicio (AES), en los últimos 10 años cerraron más de 2.250 estaciones de servicio en el país.  Es notorio ver en varias ciudades, como en esquinas donde había bocas de expendio de combustibles, hoy se levantan edificios, locales comerciales u otro tipo de comercios. Si vamos a la raíz del problema, es sencillo: cuando cae la ganancia en un sector, los que participan en él dejan de invertir, mudándose a otra actividad más rentable.
La rentabilidad del negocio se vio afectada por dos variables. Por un lado, la caída en los ingresos, debido a las tarifas congeladas (al menos hasta la “estatización 51%” de YPF) y las restricciones al volumen que pueden vender las estaciones de servicio, mediante la resolución oficial 25/2006, que estableció cupos a la entrega de combustibles. Por otro lado, la suba de los costos siempre estuvo por encima de los aumentos en las naftas, sobre todo los salarios que representan casi el 60% de los costos totales para un expendedor.
Entonces, por más que el crudo baje la inflación en dólares no permite bajar los precios de la nafta porque los costos suben en dólares y la rentabilidad sigue cayendo. Menos estaciones y más cola para cargar combustible, una costumbre que adquirimos en la década ganada. 

Litros de impuestos. 

Otra rigidez para bajar el precio de los combustibles es que cuando los compramos en realidad estamos comprando impuestos. Argentina se encuentra al tope de la región en carga impositiva sobre los combustibles. En naftas casi la mitad del precio que pagamos son impuestos (45%), mientras que en gasoil, un combustible directamente vinculado al sector productivo, llega al 38%. Para este último, si comparamos con países vecinos, en Brasil la carga impositiva es sólo el 21%, en Chile del 24%, en Perú del 25% y en EEUU del 13%.  De modo que, es difícil que se sienta la baja en las naftas o diesel cuando baja su materia prima (petróleo), si en nuestro país la mitad del precio son impuestos y no bajan la carga impositiva.

Aprovechar mientras dure

No me gusta la gente pesimista y no les quiero pinchar al globo, pero tengo que decirles que le veo poca vida a esta rebaja navideña del 5% en los combustibles anunciada por CFK en cadena nacional. Tengo que recordarles, ¡seamos optimistas!, que tenemos una inflación esperada del 30%  para el año que viene. Últimamente, como indica la lógica, los precios de los combustibles acompañan la inflación, sobre todo desde que YPF volvió a ser “nuestra”. En este último año YPF subió más del 40% los precios, y si tomamos desde septiembre del 2013, más del 60%. O sea, la veo muy difícil.
No quiero quitar esperanzas para este año que se viene, así que pensemos que la baja en el precio de los combustibles es buena, porque ayuda a movilizar toda la economía, sobre todo los sectores más sensibles al transporte de sus insumos o productos.

Todos sabemos que las promociones tienen un tiempo de vida corto, así que a aprovechar mientras dure. Brindaremos por un nuevo año que nos espera el 1 de enero con surtidores a precios más bajos. ¡Viva el corto plazo! ¡Feliz año nuevo! 

miércoles, 24 de diciembre de 2014

El verano: luz en la oscuridad

Comienza el verano y el tema que empieza a preocupar otra vez es la cuestión energética. Con cada corte de luz cambia el humor social, y las redes como Facebook se llenan de mensajes de ciudadanos furiosos. No es por nada que los periodistas, adelantando lo que pude venir, consultaron al Gobernador sobre la posibilidad de evitar cortes en este verano. La respuesta del primer mandatario diciendo que no habrá cortes si llueve enojó a varios, pero en realidad expresa la impotencia por no poder resolver un problema que ya lleva más de una década, no sólo en la provincia, sino en todo el país.  

Pensar en el problema de la energía nos da la posibilidad de tener una radiografía del kirchnerismo y poder analizarlo en distintos aspectos.

La negación del problema, es seguramente el rasgo más conocido y común a otros problemas que no quiso resolver el Gobierno Nacional como la inseguridad, al decir que “es sólo una sensación” o la inflación con el cuento de que “no hay inflación, es sólo un reacomodamiento de precios”. Es imposible que pueda resolver un problema si ni siquiera puede reconocerlo. Esto lo llevó a cometer el error de congelar las tarifas para todos, lo que provocó que las empresas dejaran de invertir mientras la demanda de consumo de energía era cada vez mayor.
Fue tanta la negación que hoy las principales empresas distribuidoras de energía del país no podrían pagar ni siquiera los sueldos de sus empleados si tuvieran que dejar el subsidio que les da el gobierno  a través de  Cammesa (la administradora del mercado y la que les provee la energía a todas las distribuidoras provinciales). Las empresas dejaron de pagar parte de la energía a Cammesa con la complicidad del Gobierno Nacional, porque con las tarifas congeladas es imposible prestar el servicio y menos aún invertir para mejorarlo. De este modo dejaron a las empresas (como DPEC en nuestra provincia) si fondos para poder hacer inversiones y con una deuda, acumulada entre todas de 18.000 millones de pesos. Es sencillo: el sistema no se sustenta, las empresas distribuidoras apenas pueden cubrir sus costos fijos y en estas condiciones es imposible hablar de inversión para mejorar el servicio.  

El pensamiento a corto plazo es otra variable fundamental. Cuando es verano, sólo piensan en como pasar el verano y en  invierno como pasar el invierno. En estas dos estaciones pareciera ser que prenden velas para que no haga tanto calor o se modere el frío en una “timba” meteorológica. Pensando en el día a día, se aplica al política del parche para tratar de tapar los huecos, se anuncian cortes programados, inversión en algunas obras menores por aquí y otra por allá. Pero los más simpático es cuando sale un funcionario a decir que en realidad la crisis es fruto de una “tensión de crecimiento” donde se están registrando consumos históricos de energía por el fuerte aumento de la actividad económica y la compara de cada vez más electrodomésticos en los hogares. Entonces, ¿no sabían que la economía crecía y que la gente consume cada vez más y más aún si los precios de la energía (en Buenos Aires sobre todo) son bajos? ¿No podrían haber planificado? Todo termina allí: con planificación cero desde el 2003 a la fecha la producción de gas cayó 18%,  la de petróleo 25% y los cortes de luz no paran, pero no importa patean la pelota para la próxima temporada si anunciar ninguna solución de fondo.

El uso político de la energía. La centralización de los recursos para tener votos cautivos en la zona más poblada del país es otra característica de este gobierno. Así el 54% de la energía residencial del país se consume entre la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires. Ambos distritos entran dentro de los de mayor nivel de ingresos por habitante del país, sin embargo son los que más subsidios a la energía reciben. Mientras en Córdoba por consumir 600 kilowatt al mes un usuario paga aproximadamente $370, en Santa Fe $360, en Corrientes roda valores cercanos a los $200 pero en Buenos Aires donde están Edenor y Edesur fuertemente subsidiadas por el gobierno nacional un usuario paga $72. Así se acentúan las diferencias donde pagan menos aquellos que mayores ingresos tienen y más aquellos que menos poseen, sobre todo en las provincias del norte. Eligen el rédito político de los votos por sobre las necesidades de desarrollo del país.

El negocio de la energía. Por ultimo no hay que olvidar los escándalos de sobre precio en las compras de fuel oil a nuestros hermanos venezolanos. Este seguramente es otro factor para que los funcionarios nacionales que están en este negocio no tengan ningún incentivo para corregir el rumbo, disfrutando de que a mayor importación de energía mayor es la “comisión” que llevan a sus bolsillos. Basta ver que Cammesa y Enarsa, las dos compañías encargadas de importar energía, son las mayores favorecidas por las transferencias del Estado, que este año ya superaron los 137.000 millones de pesos.

La crisis energética pone al descubierto la radiografía de cómo ha gobernado el kirchnerismo en nuestro país en los últimos 11 años. A través de ella podemos ver las principales características de un gobierno que niega los problemas, piensa a corto plazo, centraliza los recursos al extremo y genera una cadena de corrupción sin precedentes. Mientras repetimos como muletilla la injusticia de vivir en una provincia donde se encuentra Yacyretá, produciendo más del 20% de la energía nacional, sin embargo pagamos una tarifa más elevada y seguimos sufriendo cortes cada verano.

Gustavo Lorenzo Brisco (h)
Lic. Economía Empresarial UTDT

Presidente Fundación Más Ciudad